En el panorama empresarial de hoy, donde la incertidumbre lo rodea todo, desde las finanzas hasta la operatividad, la gestión de riesgos es imprescindible como herramienta para la previsión. Una gestión empresarial eficiente permite identificar y abordar estos riesgos de manera estructurada, asegurando que cualquier empresa, sin importar su tamaño o sector, pueda enfrentar diariamente una variedad de amenazas que pueden poner en riesgo la estabilidad y continuidad en el tiempo. Desde amenazas naturales hasta errores humanos o cambios tecnológicos disruptivos, entender y gestionar estos riesgos no es sólo una práctica recomendada, sino una necesidad absoluta
Este artículo explica qué es la gestión de riesgos, su importancia y cómo implementar un proceso eficaz en cinco pasos claros para salvaguardar el futuro de una empresa de riesgos y amenazas.
¿Cuál es la dedición correcta de gestión de riesgos?
La gestión del riesgo es un proceso estructurado y sistemático orientado a identificar, analizar y cuantificar las probabilidades de pérdidas que pueden derivarse de amenazas, adversidades o desastres.
El proceso de gestión de riesgos incluye acciones para prevenir, corregir y minimizar esos riesgos. La gestión de riesgos además de tener como objetivo anticipar posibles adversidades potenciales, también tiene la finalidad de diseñar estrategias e implementar medidas efectivas para mitigarlas. La finalidad consiste en garantizar la continuidad y eficiencia de las operaciones de cualquier organización o empresa.
¿Para qué sirve la gestión de riesgo?
La gestión de riesgos sirve para proteger los recursos y asegurar la estabilidad operativa y financiera de una organización. Se centra en implementar medidas tanto ex-ante (previas al evento) como ex-post (posteriores al evento). El objetivo principal es que una empresa pueda tener bajo control los eventos o circunstancias que podrían impactar negativamente en sus operaciones, tanto a nivel de producción como a nivel comercial.
Fundamentalmente, la gestión de riesgos sirve para aumentar la capacidad de una organización para gestionar la incertidumbre y responder eficazmente a los cambios y posibles crisis que puedan producirse.
En la siguiente imagen se muestran los riesgos más comunes a los que puede enfrentarse cualquier tipo de empresa:
Cómo es un proceso de gestión de riesgos en 5 pasos
Un proceso eficaz de gestión de riesgos requiere seguir 5 pasos. Estos pasos deben ser aplicados de manera continua y cíclica:
1. Identificación de riesgos.
El primer paso en la gestión de riesgos es hacer un balance de las posibles amenazas y comprender qué problemas podría enfrentar la organización. Según la actividad de la empresa, existirán ciertos riesgos específicos. Por ejemplo, puede tratarse de riesgos operativos relacionados con la maquinaria o los productos que se manipulan, riesgos relativos a las condiciones climatológicas, riesgos financieros o incluso de tipo legal.
En términos generales, se trata de identificar dos aspectos clave: las amenazas y las debilidades.
- Amenazas: Pueden provenir del entorno externo o de factores internos de la organización. Por ejemplo, una empresa del sector de la construcción podría enfrentarse a amenazas externas como condiciones climáticas adversas o cambios frecuentes en las leyes ambientales. A nivel interno, una empresa podría lidiar con problemas derivados de la maquinaria que falla con frecuencia, con amenazas producidas por la manipulación de productos tóxicos o con vulnerabilidades en la seguridad de los datos por una gestión de la tecnología de la información ineficiente.
- Debilidades: Se refieren a las áreas donde la organización es más vulnerable. En el caso de una empresa de construcción, una debilidad podría ser la falta de personal capacitado para manejar maquinaria pesada o un sistema de comunicación interno deficiente, que conduce a errores en el desarrollo de los proyectos.
Identificar estas amenazas y debilidades permite a una empresa prepararse mejor para gestionar y responder a los riesgos de manera efectiva.
2. Análisis del riesgo
Una vez identificados los riesgos, el siguiente paso es analizar cómo estos podrían afectar a la organización. En el análisis del riesgo hay que considerar dos aspectos principales de cada amenaza:
- Probabilidad de ocurrencia: ¿Qué tan probable es que este riesgo realmente suceda? Por ejemplo, en una región propensa a terremotos o inundaciones, se trata de calcular si la probabilidad de que ocurra una catástrofe es alta o baja.
- Impacto potencial: Si el riesgo se materializa, ¿Cuánto podría afectar a la empresa? Continuando con los ejemplos de que se produzca un terremoto o una inundación, el impacto podría incluir daños serios a las instalaciones de la empresa, lo cual afectaría la producción y las operaciones.
Al evaluar tanto la probabilidad como el impacto producido por las amenazas, una empresa puede priorizar cuáles son los riesgos que necesitan más atención y cuántos recursos son necesarios para su gestión y mitigación de los efectos.
3. Planificación de la respuesta ante un riesgo
El tercer paso de un proceso de gestión de riesgos consiste en elaborar un plan para afrontar los riesgos que se han identificado y analizado. La planificación consiste en decidir qué medidas o respuestas son necesarias, en función de la probabilidad que ocurra la amenaza y el posible impacto o consecuencias.
Es decir, se trata de planificar estrategias y medidas sobre cómo reducir las posibilidades de que estos riesgos ocurran y cómo limitar sus efectos si suceden. Las estrategias más comunes que se diseñan en un plan de mitigación de riesgos son:
- Prevención: Tomar medidas para evitar que el riesgo ocurra. Por ejemplo, una empresa puede instalar sistemas de seguridad avanzados para prevenir robos.
- Mitigación: Reducir el impacto del riesgo si ocurre. Un hospital podría tener generadores de energía para asegurar que pueda seguir operando durante un corte de electricidad.
- Transferencia del riesgo: A veces, los riesgos pueden transferirse a otra parte. Esto se hace comúnmente a través de los seguros. Por ejemplo, una empresa de eventos podría contratar un seguro contra cancelaciones debido al mal tiempo.
El desarrollo de un plan de respuesta ante un riesgo ayuda a una empresa a estar preparada y responder de forma diligente ante situaciones adversas.
4. Implementación de medidas
Una vez desarrollado el plan de gestión de riesgos, es momento de ponerlo en práctica. Dependiendo de la naturaleza de cada amenaza, existen varias estrategias de mitigación que se deben considerar:
- Realizar simulacros, como ejercicios de evacuación en caso de incendio o inundación, para preparar al conjunto de la empresa ante posibles emergencias.
- Permitir que ciertos riesgos progresen hasta un punto manejable para monitorear sus efectos antes de intervenir, evitando así medidas innecesarias.
- Aislar los riesgos reduciendo su impacto potencial, como se hace en ciberseguridad mediante el uso de firewalls y una arquitectura de red segura.
- Reducir un riesgo asignando más recursos a su prevención. Por ejemplo, añadiendo tiempo de inactividad o teniendo personal de respaldo disponible.
- Diseñar un plan de contingencia para situaciones en las que la estrategia principal de mitigación no sea suficiente para alcanzar el objetivo.
5. Revisión y seguimiento de la gestión de riesgos
El quinto paso de la gestión de riesgos tiene como fin asegurar que las estrategias planificadas sigan siendo efectivas a lo largo del tiempo. Para ello, es necesario realizar dos actividades clave:
- Supervisión continua: Es necesario que la empresa realice acciones para monitorear constantemente los riesgos y cómo están funcionando las medidas implementadas para mitigarlos o evitarlos.
- Ajuste de estrategias: Según los resultados del seguimiento, los encargados de gestionar los riesgos pueden necesitar realizar ajustes en las estrategias o medidas a llevar a cabo. Por ejemplo, sería necesario ajustar un plan de gestión de riesgos si se producen cambios en las operaciones de la empresa por la aparición de nuevas tecnologías o cambios en la ley que regula la actividad empresarial. Por supuesto, es necesario rediseñar las estrategias de respuesta a incidentes que ya hayan ocurrido. Por ejemplo, si una empresa tecnológica lanza un nuevo producto, podría necesitar actualizar sus políticas de ciberseguridad para protegerse contra nuevos tipos de ataques cibernéticos que no existían cuando se formuló el plan original.
Un plan de gestión de riesgos no es un documento estático. Todo lo contrario, debe ser un documento dinámico que debe ajustarse constantemente para reflejar los cambios en la empresa y las amenazas que enfrenta. Para mantener actualizado el plan de gestión de riesgos, es necesario realizar evaluaciones periódicas, evaluar la efectividad de las medidas de respuesta y programar ejercicios para poner a prueba los planes de mitigación de riesgos.
También es necesario mantener un diálogo abierto y continuo con todas las partes interesadas en la gestión de riesgos. Para ello, se debe hacer lo siguiente:
- Información continua: La organización debe mantener informados a todos los involucrados acerca de los riesgos identificados y las estrategias para manejarlos. Esto incluye no solo a los empleados sino también a los clientes, proveedores y, en algunos casos, al público en general.
- Transparencia: Garantizar que el proceso de gestión de riesgos sea transparente ayuda a construir confianza y facilita la colaboración entre todas las partes.
- Consulta y participación: Incorporar diferentes perspectivas y conocimientos puede mejorar significativamente la calidad de las decisiones tomadas. Esto puede implicar consultar a expertos externos o realizar sesiones de brainstorming con equipos internos.
Por ejemplo, una empresa podría organizar reuniones regulares de revisión de riesgos donde los líderes de equipo presenten actualizaciones sobre los riesgos en sus áreas y discutan posibles mejoras en las estrategias con la dirección y otros interesados.
¿Por qué es importante la gestión de riesgos para tu empresa?
La gestión de riesgos es vital para cualquier empresa, grande o pequeña, debido a su impacto directo en la sostenibilidad y el éxito a largo plazo. A continuación, explicamos por qué es tan importante:
1. Protección de recursos
La gestión de riesgos ayuda a proteger los activos de la empresa, incluyendo el personal, los activos físicos y financieros, y la propiedad intelectual. Al identificar y mitigar los riesgos potenciales, las empresas pueden evitar pérdidas que podrían amenazar la salud financiera.
Además de proteger los activos físicos y financieros, la gestión de riesgos junto con la gestión de recursos humanos se enfoca en resguardar al personal, implementando prácticas que reduzcan riesgos laborales y aumenten la preparación ante situaciones adversas.
2. Continuidad del negocio
Una buena gestión de riesgos incluye la preparación para posibles interrupciones, asegurando que la empresa pueda continuar operando bajo condiciones adversas. Esto se logra mediante la implementación de planes de continuidad del negocio y recuperación ante desastres, que permiten a la empresa responder eficazmente y mantener operaciones críticas en todo momento.
3. Cumplimiento regulatorio
Muchas industrias están sujetas a normativas estrictas diseñadas para proteger la salud pública, la seguridad y el medio ambiente. La gestión de riesgos ayuda a las empresas a cumplir con estas regulaciones y evitar sanciones, multas o litigios costosos.
4. Confianza de los inversores y mejora de la reputación
Las empresas que gestionan activamente sus riesgos demuestran a los inversores y otras partes interesadas que son prudentes, bien administradas y capaces de manejar desafíos potenciales. Esto puede mejorar la reputación de la empresa y facilitar el acceso a financiación y oportunidades de mercado.
5. Reducción de costes
La gestión de riesgos contribuye a reducir los costes al prevenir incidentes y optimizar las operaciones. Esto incluye evitar gastos relacionados con accidentes, tales como interrupciones en la producción, reparaciones de equipos y compensaciones por daños, lo cual, en conjunto, contribuye a una disminución significativa de los costes de la empresa.
6. Estabilidad financiera
La gestión eficaz de los riesgos, incluidos los de tipo financieros (crédito, mercado y liquidez), ayuda a proteger a la empresa contra la volatilidad financiera. Una gestión financiera adecuada de los riesgos permite destinar recursos estratégicamente para mitigar estos riesgos, asegurando así una mayor estabilidad en los flujos de caja y la rentabilidad. De esta forma, se asegura una mayor estabilidad financiera y mejora la capacidad de la empresa para planificar e invertir en su futuro, respaldando la sostenibilidad de sus operaciones y la confianza de inversores y socios.
7. Fomento de la innovación segura
Al tener un buen sistema de gestión de riesgos, las empresas pueden sentirse más seguras al explorar nuevas ideas y tecnologías. Saber que los riesgos están siendo supervisados y gestionados fomenta un ambiente en el que la innovación puede prosperar sin poner en peligro los aspectos fundamentales del negocio.
8. Optimización del desempeño organizacional
La gestión de riesgos promueve una comprensión de los entornos operativos y estratégicos de la empresa, lo que permite una toma de decisiones más informada y estratégica.
Asimismo, la gestión de riesgos, apoyada por una gestión de las operaciones bien estructurada, permite optimizar el rendimiento organizacional al coordinar los procesos operativos con los planes de mitigación de riesgos, logrando medidas más efectivas y precisas.
En resumen, la gestión de riesgos no sólo ayuda a proteger contra las pérdidas potenciales, sino que también facilita un ambiente empresarial más proactivo, seguro y eficiente. Esto se traduce en mejoras en la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa.