Establecer objetivos es esencial en cualquier proyecto de negocio o empresa, y más aún cuando nos enfrentamos a la planificación estratégica de una organización. La definición de objetivos estratégicos es una actividad vital en la gestión de una empresa, ya que estos reflejan los logros que la empresa aspira a conseguir en el futuro.
En este artículo profundizamos sobre qué son los objetivos estratégicos, los tipos que existen y cómo definirlos adecuadamente. Además, te proporcionamos una guía para que puedas llevar a cabo una formulación de forma correcta, con ejemplos de objetivos estratégicos ue se emplean en los mejores Executive MBA de España. Estos ejemplos están diseñados para proporcionarte una orientación clara y son especialmente útiles para quienes buscan mejorar sus habilidades directivas y estratégicas en entornos competitivos y exigentes.
¿Qué son los objetivos estratégicos?
Los objetivos estratégicos son metas a largo plazo que una empresa aspira lograr. Se definen en consonancia con la visión, misión y valores empresariales. Además, los objetivos estratégicos sirven para orientar las acciones y los recursos necesarios implicados en la gestión empresarial da nivel global.
Para que los objetivos estratégicos sean efectivos, deben ser específicos, medibles, alcanzables y relevantes, (SMART), y deben proporcionar un claro marco de referencia para la toma de decisiones y la implementación de estrategias.
En definitiva, los objetivos estratégicos guían a la organización hacia un futuro deseado, marcando el camino para el logro de la visión y misión de la empresa previamente definidas.
¿Por qué es importante de definir los objetivos estratégicos?
La definición de objetivos estratégicos es un una actividad fundamental en la ejecución efectiva de un plan de negocios de una empresa. La importancia de definir objetivos estratégicos va más allá de la simple formulación de intenciones; se trata de establecer una secuencia clara de acciones que estén alineadas con la misión y visión corporativas. Estos objetivos actúan como un puente entre las aspiraciones a largo plazo y las operaciones diarias, asegurando así que cada paso táctico contribuya directamente al cumplimiento de la estrategia global de la empresa.
Además, alinear a todos los departamentos de la empresa en base a los objetivos estratégicos evita la duplicación de esfuerzos y optimiza la utilización de recursos hacia metas comunes. Esto fortalece la cohesión interna y proporciona un marco para evaluar y ajustar dinámicamente la gestión estratégica corporativa, permitiendo responder eficazmente a los cambios del mercado y del entorno empresarial..
En resumen, los objetivos estratégicos son esenciales para una gestión organizada y focalizada que promueve el avance constante hacia la visión a largo plazo de la empresa.
Tipos de objetivos estratégicos
Para clasificar los tipos de objetivos estratégicos, puedes considerar dos enfoques principales: el Balanced Scorecard y las áreas propuestas por Peter Drucker.
1. Tipos de objetivos estratégicos según el Balanced Scorecard
El Balanced Scorecard es un marco estratégico para la gestión y medición del desempeño de una organización. Desarrollado por Robert Kaplan y David Norton en la década de 1990, este método permite a las empresas traducir su visión y estrategia en objetivos y medidas concretas, distribuidos bajo cuatro perspectivas: financieros, clientes, procesos internos, y aprendizaje y crecimiento.
La clasificación de los objetivos estratégicos según el método Balaced Scorecard facilita que exista un equilibrio entre objetivos a corto y largo plazo, indicadores financieros y no financieros, y medidas de desempeño interno y externo. De esta forma se consigue obtener una visión integral del rendimiento empresarial.
Los tipos de objetivos estratégicos según el Balanced Scorecard son los siguientes:
- Financieros: están enfocados en el rendimiento económico y la rentabilidad.
- Clientes: son los objetivos estratégicos relacionados con la satisfacción y retención del cliente.
- Procesos internos: están dirigidos a mejorar la eficiencia y calidad de los procesos internos.
- Aprendizaje y crecimiento: son los objetivos orientados al desarrollo de capacidades de los trabajadores y crecimiento del talento interno de la empresa.
2. Objetivos estratégicos según Peter Drucker
Según Peter Drucker, existen ocho categorías fundamentales de objetivos estratégicos que son vitales para dirigir y asegurar el éxito de una organización empresarial. Cada categoría se enfoca en un área clave de desempeño, desde la captación y retención de clientes, pasando por la innovación y eficiencia en procesos, hasta la gestión de recursos y la responsabilidad social.
1. Cuota de mercado: se trata de establecer las metas que permitan aumentar o mantener la posición de la empresa en el mercado frente a sus competidores.
2. Innovación: son los objetivos estratégicos orientados al desarrollo de nuevos productos, servicios o procesos.
3. Productividad: son los objetivos estratégicos que se deben fijar para mejorar la eficiencia en la producción o en la prestación de servicios.
4. Recursos físicos y financieros: se enfocan en optimizar la administración y empleo de los activos tangibles e intangibles de la empresa, así como de su capital. Para ello, una buena práctica es elaborar un plan financiero que permita prever necesidades, gestionar los recursos y asegurar la viabilidad del negocio a largo plazo.
5. Rentabilidad: son los objetivos que especifican los ingresos y la eficiencia económica que una empresa se propone lograr.
6. Desempeño y desarrollo gerencial: son las metas relacionadas con la eficacia y el crecimiento profesional de los líderes y gerentes.
7. Desempeño y actitud del trabajador: esta categoría de objetivos estratégicos busca impulsar una mejora continua en la eficiencia y satisfacción de los empleados en el lugar de trabajo. Pueden incluir estrategias para fortalecer la motivación, la competencia profesional y el compromiso de los trabajadores con la empresa.
8. Responsabilidad social: son los objetivos que definen cómo la empresa contribuye al bienestar de la sociedad y el medio ambiente.
Cada una de las categorías de objetivos estratégicos según Peter Drucker se enfoca en las distintas áreas claves de una empresa. Por tanto, cada tipo de objetivo estratégico tiene un propósito específico para el desarrollo de la empresa en su conjunto, atendiendo a todos los aspectos que contribuyen a obtener buenos resultados.
¿Cómo definir los objetivos estratégicos?
1. Comprende la misión y visión de la empresa
Inicia el proceso de definición de objetivos estratégicos con una inmersión completa en la misión y visión de la empresa. La misión describe el propósito actual y las actividades centrales de tu empresa, mientras que la visión describe hacia dónde aspira llegar en el futuro.
La comprensión de la visión y misión empresarial te proporcionará el marco necesario para establecer objetivos estratégicos que reflejen los valores fundamentales de la organización. Por tanto, en este primer paso de la definición de los objetivos estratégicos, reflexiona sobre cómo cada objetivo propuesto puede contribuir a hacer realidad la visión a largo plazo y cómo refuerza la misión en el día a día.
2. Utiliza el Balanced Scorecard
El segundo paso para definir los objetivos estratégicos contempla considerar las cuatro perspectivas según el método Balanced Scorecard (financiera, clientes, procesos internos, aprendizaje y crecimiento) para cubrir todos los aspectos críticos del negocio.
Usar el Balanced Scoredcard o Cuadro de Mando Integral (CMI) te asegura obtener una visión holística, abarcando desde la salud financiera hasta la satisfacción del cliente, la eficiencia de los procesos internos, y el desarrollo de capacidades y talento dentro de tu organización. Al equilibrar estos aspectos, te aseguras que los objetivos estratégicos promuevan un crecimiento sostenido y equilibrado en todas las áreas clave del negocio.
3. Definición de los objetivos siguiendo el método SMART
El tercer paso consiste en formular los objetivos SMART (Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes, Temporales). Esta metodología asegura que cada objetivo tenga criterios claros de éxito y un plazo definido para su cumplimiento, lo cual facilita la evaluación y seguimiento.
Por ejemplo, un objetivo estratégico podría ser «Incrementar las ventas en un 20% para el final del año fiscal a través de la optimización de canales de marketing digital«, lo que cumple con todos los criterios SMART : específicos (incremento del 20%), medibles (porcentaje de ventas), alcanzables (realistas para el equipo), relevantes (importantes para el crecimiento del negocio) y temporales (a completarse al final del año fiscal).
Definiendo los objetivos estratégico siguiendo el método SMART, garantizarás que los objetivos estén claramente definidos y que la dirección estratégica de las acciones de la empresa sea más precisa.
4. Declaraciones de acciones claras
Para cada objetivo estratégico, elabora una declaración detallada que especifique cómo se pretende alcanzarlo, asegurando que todo el equipo comprenda el plan de acción.
Por ejemplo, si el objetivo es «Incrementar la satisfacción del cliente», una declaración estratégica podría ser: «Mejoraremos la satisfacción del cliente al reducir el tiempo de respuesta de las consultas a menos de 24 horas, implementando un nuevo sistema de atención al cliente para el próximo trimestre«. Esto aclara no solo el qué, sino el cómo y el cuándo.
5. Uso la lógica y coherencia
Verifica que los objetivos estratégicos están alineados y no presenten conflictos entre sí. Esto implica revisar cada objetivo para garantizar que contribuyan colectivamente hacia la dirección general deseada, evitando acciones que puedan socavar otros objetivos.
Por ejemplo, si un objetivo es «Expandir la presencia de la empresa en Europa abriendo más puntos de venta«, otro objetivo no debería limitar la inversión en mercados europeos.
6. Simplicidad y foco
Limita el número de objetivos estratégicos para mantener la concentración y asegurar la viabilidad de conseguirlos, así como simplificar la gestión estratégica. Esto facilita mantener la atención en metas prioritarias y realistas, evitando dispersar recursos y esfuerzos.
Un enfoque concentrado permite una ejecución más eficaz y aumenta las probabilidades de éxito en alcanzar cada objetivo propuesto. Por ejemplo, centrarse en mejorar la satisfacción del cliente y aumentar la eficiencia de la gestión operativa de la empresa, en lugar de perseguir numerosas metas que podrían diluir el impacto y la efectividad de las acciones estratégicas.
¿Cómo medir el logro de los objetivos estratégicos?
Para medir los objetivos estratégicos en el contexto del Balanced Scorecard, se utilizan dos herramientas: las iniciativas estratégicas y los indicadores clave de rendimiento (KPIs).
Iniciativas estratégicas
Son proyectos o actividades concretas que se desarrollan con el fin específico de cumplir con los objetivos estratégicos establecidos. Estas iniciativas actúan como vehículos para traducir la visión y estrategia de la empresa en acciones tangibles y resultados medibles. Por ejemplo, una iniciativa podría ser el lanzamiento de un nuevo producto para incrementar la cuota de mercado o la implementación de un programa de formación para mejorar las habilidades del equipo.
Indicadores Clave de Rendimiento (KPIs)
Son métricas específicas que se utilizan para evaluar el éxito de las iniciativas estratégicas y, por extensión, el avance hacia los objetivos. Los KPIs se deben seleccionar cuidadosamente para que midan el rendimiento en áreas críticas de la empresa: Por ello, se organizan según las cuatro perspectivas del BSC:
- Financiera: ingresos, rentabilidad, retorno sobre la inversión (ROI), costes.
- Clientes: satisfacción del cliente, tasa retención, adquisición, valor percibido.
- Procesos internos: eficiencia operativa, calidad del producto, tiempo de ciclo de producto.
- Aprendizaje y crecimiento: número de nuevas iniciativas de formación implementadas
Por último, es necesario realizar procesos de evaluación y ajuste del progreso hacia los objetivos estratégicos. La medición continua de los KPIs permite a la empresa evaluar el progreso hacia el logro de los objetivos, y también identificar áreas de mejora y realizar ajustes estratégicos necesarios. Esto puede incluir redefinir iniciativas, recalibrar objetivos o redirigir recursos, asegurando así que la estrategia de la empresa permanezca dinámica y adaptada a las condiciones cambiantes del entorno empresarial.